CUERPO Y PSIQUE
- PLATÓNICO
- 22 abr 2018
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¿De qué está hecho un ser humano?
De hacerle esta pregunta a un científico te responderá de forma sencilla: los seres humanos, como todos los animales, se conforma de varios sistemas (nervioso, óseo, nervioso, sanguíneo, etcétera), que a su vez se forman de distintos órganos, y éstos de tejidos de células especializadas para una gran variedad de funciones; incluso puede entrar al mundo de la física y mencionar las moléculas, los átomos y las partículas subatómicas que se encuentran en éstos.
Sin embargo, de preguntarle a un filósofo, un sociólogo o incluso a un psicólogo sobre lo que conforma a una persona la respuesta será mucho más variada y pintoresca: sus recuerdos, sus relaciones afectivas, sus gustos, sus emociones, sus creencias, sus miedos, sus sueños, su trabajo, su formación académica, su primer amor, su comida favorita, su relación con lo espiritual, el último libro que leyó, entre otra infinidad de minucias que conforman la personalidad individual del sujeto, que en sí lo definen como un ser humano distinto a los demás.

Estos elementos se han usado desde antes de la Edad Media para dividir a la persona en tres partes: cuerpo, mente y espíritu. Sin embargo las últimas dos divisiones pueden considerarse como una sola, una dimensión que abarque los elementos metafísicos de los seres humanos y cuya relación se encuentra hasta en el origen de la palabra "psique" actualmente relacionada a los aspectos mentales o psicológicos de una persona, pero que en el griego original es la palabra para definir el alma o el espíritu. De esta forma nos quedamos solamente con dos grandes categorías para definir y formar a un ser humano: el cuerpo y la psique.

Respecto a estas dos categorías han aparecido diferentes posturas a lo largo del tiempo sobre cuál es realmente la persona. Existen los puristas que mantienen que la persona es su alma (entiéndase psique, mente, consciencia) que simplemente habita un cuerpo que utiliza para moverse y nutrirse; esta postura está altamente ligada con una creencia religiosa o espiritual de ascensión del alma más allá del cuerpo físico después de la muerte de éste. En directo contraste están quienes afirman que uno no es más que su cuerpo físico, como el científico que utilizamos como ejemplo hace unos minutos, que consideran a la mente, la imaginación, la consciencia, el conocimiento y la personalidad entre otras, como simple resultado de las redes neuronales y procesos químicos del cerebro.
La respuesta, como suele ocurrir, se encuentra en un punto medio entre ambos extremos, con una postura especialmente holística debido a la forma en que un elemento influencia y se soporta en el otro, y viceversa. Es verdad que la mente de una persona se forma de redes neuronales en el cerebro de dicho individuo, pero decir que se reduce a eso sería cruelmente limitante; la psique es en sí su propio elemento que analiza y construye la realidad que le rodea, no podemos negar la forma en que ilusiones o espejismos son capaces de engañar al cuerpo a través de la mente, o los claros efectos que tiene el pensamiento en la salud de una persona. De esta forma nos damos cuenta que no estamos compuestos únicamente de nuestro cuerpo físico, ni únicamente de nuestra psique, sino de una mezcla y colaboración de ambos para formar un ser completo, complejo y holístico como lo es el ser humano.
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